martes, 22 de abril de 2014

Tarta Guinness

Una tarta con la que acertarás seguro, ya que a los más golosos les encantará, los amantes de la cerveza no podrán resistirse a probarla y por su textura diferente y sabor inesperado gusta a todo el mundo.

Además cunde muchísimo. La llevé a una cena de 30 personas y todos comimos e incluso sobró un poco (claro, que antes habíamos cenado muchísimo).

INGREDIENTES

250 ml de cerveza Guinness
250 gr de mantequilla
75 gr de cacao en polvo
400 gr de azúcar
250 gr de harina
1 cucharadita de azúcar avainillado o esencia de vainilla
2 cucharaditas y media de bicarbonato
140 ml de bata líquida 35% MG
2 huevos

Para el frosting

300 gr de queso de untar
150 gr de azúcar glass
360 ml de nata líquida 35% MG (para montar)

PREPARACIÓN

Poner en un cazo al fuego, añadir la cerveza y calentar sin que llegue a hervir. Cuando esté bien caliente se añade la mantequilla hasta que se disuelva. Reservamos.
En un bol grande se mezclan los ingredientes secos: el caco, azúcar, harina, la cucharadita de azúcar avainillado, las dos cucharaditas y media de bicarbonato y se mezcla todo bien con unas varillas.
En otro bol se cha 140 ml de nata líquida y los dos huevos. Se mezcla todo bien hasta obtener una crema homogénea. Agregamos la cerveza con la mantequilla que ya se habrá enfriado y se mezcla todo bien.
Incorporar esta mezcla al bol con los ingredientes secos y con unas varillas se mezcla.
Con un trozo de mantequilla, engrasar el fondo y las paredes de un molde redondo desmontable, espolvorear con harina y mover para cubrir todo el molde. Echar la mezcla y meter en el horno precalentado a 180 grados durante 50 minutos. Una vez hecho sacar y dejar enfriar.
Para hacer el frosting, echar en un bol el queso de untar, el azúcar glass y con la ayuda de unas varillas se mezcla todo bien.
Montar los 360 ml de nata e incorporarla a la mezcla de queso con azúcar, removiendo con cuidado para que no se baje la nata.
Cuando la tarta esté fría se cubre con el frosting ayudándonos de una cuchara y haciendo que la superficie quede bonita, dejando caer un poco por los bordes. No importa si sobra, pues se puede comer solo de lo bueno que está.
Es recomendable conservarla en la nevera durante un día, puesto que la textura de la tarta cambia, aunque se puede consumir inmediatamente.


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